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dimecres, 20 de febrer del 2013

Síndrome de Alienación Parental (SAP) como factor de riesgo para el desarrollo óptimo en la infancia

por Mª del Rosario Guerola

Considero que es un tema importante hoy en día, debido a que muchísimas familias se están separando y muchos de esos niños que han tenido en común los dos progenitores, el SAP actúa como un FACTOR DE RIESGO EN EL DESARROLLO ÓPTIMO en los niños. Y nosotros como psicólogos tenemos que saber cómo intervenir en estas situaciones.



El SAP es un trastorno que se caracteriza por un conjunto de síntomas resultados del proceso por el que un progenitor cambia la conciencia de sus hijos/as, a través de diferentes estrategias, con el objetivo de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor. (Aguilar, 2006).

Los estudios realizados en las últimas décadas, acerca de las consecuencias que el divorcio tiene sobre los hijos, demostraron que estos no presentaban más problemas que los hijos de parejas unidas. Los problemas más frecuentes resultaban ser la presencia de conductas antisociales, agresividad y dificultad de ajuste escolar.

Otros estudios se han preocupado por analizar el modo de afrontamiento del conflicto de pareja. De este modo se ha venido a afirmar que existe una relación entre la capacidad de entendimientos de los progenitores, y el menor riesgo de que los hijos presenten los problemas arriba citados, por el contrario, un modo de afrontamiento de la ruptura familiar conflictivo tiende a romper su equilibrio psicológico, fomentando su presencia.

La angustia y ansiedad que los menores sufren en todos los procesos de separación y divorcio tiende a desaparecer conforme vuelven a la rutina de sus vidas. Una vez la nueva realidad familiar se establece y mantiene, son capaces de ajustarse rápidamente a los horarios de visitas y estancias en casa del progenitor no custodio, volviendo a llenar su cabeza con las preocupaciones propias de su edad.

En los casos de familias que sufren SAP, la vuelta a la normalidad arriba descrita puede tardar años, o no llegar jamás. Durante ese tiempo se inicia un continuo desgaste emocional forzado por los ataques del progenitor alineador y las acciones defensivas del progenitor alineado, al que se suman los procesos legales iniciados y los propios problemas. Las sucesivas evaluaciones a manos de diversos profesionales, las repetidas implicaciones en episodios dentro de la campaña de denigración, y los continuos mensajes de odio hacia el otro padre, llenan el tiempo y los afectos del niño.

En los menores víctimas del SAP, la rutina que elaboran estará entonces formada por la asistencia a los continuos cambios de humor y reacciones de frustración y expresiones de odio, temor y peligro causadas por sus progenitores. La intensidad emocional de esta situación genera un desgaste tan fuerte que puede llegar a provocarles, por si misma, una alineación con uno de los progenitores, con intención de darle alguna salida al malestar que sienten. Muchos niños ven la ruptura de sus progenitores como una pelea entre dos, donde el bando más poderoso gana el derecho a permanecer en el domicilio familiar. Aunque los progenitores pretendan que los niños no se introduzcan en la pelea, en distintos momentos estos se inclinan hacia una de las dos alternativas.

El problema más relevante que nos encontramos en estos niños es que su relación con uno de sus progenitores está rota. La primera perdida que podemos enumerar es que nos encontramos con un empobrecimiento en distintas áreas del sujeto. El segundo elemento es que, ante la presencia o posibilidad de cercanía del progenitor alineado, muestran reacciones de ansiedad, crisis de angustia y miedo a la separación.

Podemos concluir que el hijo está sometido a unos niveles de tensión innecesarios. Como consecuencia, se presentan alteraciones a nivel fisiológico en los patrones de alimentación y sueño, conductas regresivas y de control. En el ámbito académico puede esperarse disminución del rendimiento escolar y de la atención. Y en el ámbito social, de empobrecimiento de las habilidades sociales y de la capacidad empática, aumento de las conductas disruptivas y disminución del control de los impulsos. En el área psicológica se ven afectados el desarrollo del auto-concepto y la autoestima.

¿Cómo podemos trabajarlo?
Enfrentarse al SAP es difícil y sumamente frustrante, tanto para el progenitor alineado como para el profesional responsable. Luchar contra el SAP, es luchar contra las actitudes distorsionadas que lo han construido (Aguilar, 2006, p.143).
Entre los objetivos que nos proponemos trabajar con el menor son: establecer normas de relación, reducción de los estados emocionales negativos como ansiedad e ira, eliminar falsas creencias sobre la separación parental, la expresión de necesidades y de sentimientos, etc. Con los padres se trata de llegar a acuerdos sobre la educación y crianza del menor y optimizar sus habilidades parentales entre otros procedimientos. La creación de una actitud (lo que una persona piensa, lo que siente y el modo en que lo transforma en acciones). También actuar sobre las actitudes consolidadas, deberá dirigirse hacia la recuperación de la salud psicológica del hijo, y el restablecimiento de los vínculos con su progenitor alienado, donde deberá influir factores como: el grado de radicalidad o extremismo, el índice de satisfacción, la pluralidad, la centralidad de los valores vinculados. 

1 comentari:

  1. El egoísmo de muchos adultos hace que demasiadas veces se impliquen a los niños emocionalmente en los procesos de separación, derivando en decisiones sobre la tutela que muchas veces benefician más a los adultos, que ven la concesión de su tutela como un "premio", que a los pequeños.
    Por suerte, la legislación media en estos casos y hace que el hijo se quede con quien más apego sienta, realizando peritajes psicológicos para saberlo, teniendo en cuenta su opinión a partir de los 8 años y dejando que decida a partir de los 12.
    Siendo entonces innegable una intervención en muchos de los casos de divorcios y separaciones con los hijos (en mentalizarles de que quienes se separan son los adultos y no ellos), existen sin embargo muchas dudas en torno a la veracidad del llamado SAP.
    Éste supuesto síndrome no cuenta con evidencia científica, ya que el mismo Gardner autopublicó sus pensamientos tratándolos de evidencias sin pasar por filtros académicos, apelando sólo a su autoridad y experiencia. Más tarde se han llevado a cabo estudios de resultados inconcluyentes e intensamente politizados, carentes de objetividad. Como consecuencia, ni el DSM-III, ni el DSM-IV ni el DSM-IV R lo incluyeron en su repertorio, así como otras comunidades científicas como la OMS y la AAP.
    Este síndrome se considera pseudocientífico por carecer de criterios metodológicos científicos, por contradecir todos los criterios metodológicos de diagnóstico, y porque éste es un diagnóstico jurídico (nunca fue diagnosticado fuera de un litigio por custodia) y no médico, como cabría esperar.
    Asimismo, no protege el secreto profesional y vulnera los deseos del niño ya que no considera a éste como sujeto con derechos sino como de un ser sin deseos, sentimientos o palabra propias; tan influenciable como para odiar a un progenitor sólo por la palabra del otro y sin tener en cuenta además el resto de personas de su contexto.
    Otro aspecto a destacar es que este síndrome se protagoniza siempre por la madre según el propio Gardner, no considerándose siquiera que el padre pueda llevarlo a cabo.
    Por último, la peligrosidad del SAP radica en que se ha utilizado en casos de abusos sexuales a menores para anular el testimonio del menor, sin dar indicaciones para diferenciar las falsas acusaciones de las verdaderas.

    Es obvio que el proceso de separación puede ser muy duro para el menor, y que éste pueda verse en ocasiones dividido; pero esto no puede utilizarse para desarrollar un síndrome sin evidencia científica ni de diagnóstico que anulen la capacidad de decisión de los menores, y menos si hablamos de casos de abuso sexual.

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