Per Elena Gramontell
Pérez
La única forma de
vencer a la muerte, se da a través del duelo y es ese penoso proceso de
preocupación por la persona que ha fallecido, ese duro trabajo de aflicción,
esa tarea de recordar y mantener la imagen del que se ha ido, de rever su
propia vida y la propia relación con él, para poder superar la existencia de su
pérdida.” Cadden, 1964
Las creencias como “El sufrimiento y el duelo infantil son de
corta duración” o “los infantes y los niños pequeños, no son capaces de sufrir
o experimentar el duelo” son bastante generalizadas, pero numerosas
investigaciones han demostrado que casi el 10% de los niños que sufren la
pérdida de un familiar cercano no consigue superarlo, y que un 42% necesita de
ayuda profesional para hacerlo. La pena, el dolor por la pérdida de un ser
querido se siente a cualquier edad, incluida en la infancia, y este será
proporcional a la intensidad de la relación que tuviera con el fallecido.
Son muchas las actitudes que puede adoptar un adulto para que
se desarrolle una disfunción en el menor, entre ellas evitar mencionar la
muerte del ser querido, no explicar el motivo real de la ausencia de la persona
fallecida o disfrazar con metáforas el hecho
“se ha ido al cielo”. Esto puede provocar que el menor oculte sus emociones
provocando una paralización del proceso del duelo.
En las situaciones de pérdida en menores debemos estar
atentos a señales tales como reacciones de rabia, sentimiento de soledad y
tristeza, fracaso escolar o trastornos del sueño, ya que son comunes en los
menores que tienen dificultades para afrontar el duelo de ese ser querido.
Recorrer el camino del duelo es siempre difícil y doloroso
para todas las personas que pierden a un ser querido. Podríamos decir que uno
de los momentos más complicados, en este
recorrido, es cuando debemos comunicar la noticia a un niño, y a menudo nos asusta tener que enfrentarnos a
sus reacciones. Hablar con un niño de lo que es la muerte siempre es difícil
y plantea muchas dudas sobre cuál es la
forma más adecuada de hacerlo, cuándo, dónde y quién. A veces se cae en el
error de no contarles nada para protegerles o para evitarles sufrimiento.
Sin embargo, aunque el niño no tenga
capacidad intelectual de entender lo que es la muerte, sí que es capaz de darse
cuenta de los aspectos fundamentales de ésta, y de que algo malo ocurre en el
entorno.
Por este motivo, debemos hacer el esfuerzo de informarles
sobre lo que está sucediendo siempre adaptándonos a su capacidad de
comprensión. De esta manera, conseguimos disminuir la ansiedad del niño porque
ya sabe qué sucede y se esforzarán los
lazos al compartir con ellos estos momentos.
BIBLIOGRAFÍA:
- NOTICIA
DE PRENSA: Uno de cada diez niños no
supera el duelo tras la muerte de un familiar cercano y el 42 % necesita
asistencia terapéutica.24/10/2012. Lainformación.com
- Kroen W. C. (1996). Cómo ayudar a los niños a afrontar la pérdida de un ser querido.
Editorial: Paidos.
El duelo en los niños, como comenta mi compañera Elena, sería mucho más llevadero si los padres estuviesen mejor informados sobre cómo tratar a sus hijos en estas situaciones tan complicadas. Muchas veces los familiares no tienen herramientas, no saben a quién acudir o simplemente no se ven con fuerzas para afrontar la situación y pasan por alto las necesidades del niño.
ResponEliminaPues bien, desde asociaciones como la de Viktor E. Frankl, en la que se ofrecen ayudas, la persona que pasa por el duelo podría hacer mucho más llevadero el sufrimiento, y la atención al niño sería más adecuada.
Desde esta asociación platean modelos de intervención, considerando la concepción antropológica de Viktor E. Frankl, para el apoyo en el sufrimiento, en la enfermedad y ante la muerte (http://www.asociacionviktorfrankl.org/2013/index.html).
Otra herramienta que puede servir de ayuda es el Juego "Adiós tristeza" que ayuda a los niños a superar su pena expresando sus sensaciones, relacionadas con la pérdida. (http://www.web.teaediciones.com/Ejemplos/JUEGO%20ADIOS%20TRISTEZA.pdf)
Jorge Orts Quevedo
ResponEliminaLa muerte es un tema difícil de explicar a los niños. Como ha comentado la compañera, a veces es difícil explicar a los niños cuando ha fallecido alguien, es más el propio temor a la reacciones de los niños lo que nos impide relatarles las cosas tal y como son.
Es importante tratar con ellos estos temas, puesto que la mala resolución de un duelo puede traer malas consecuencias a nivel psicosocial. Es importante que los padres estén atentos a las señales que ha comentado mi compañera, para poder detectar el duelo con tiempo y tratarlo de forma correcta.
Algunos de los consejos que dan lo expertos para tratar el tema del duelo con niños son: informarle pronto y claramente, hablar de la muerte con delicadeza, conviene que participe de alguna manera en el dueloy no ocultar ni negar la muerte.
Estoy completamente de acuerdo con las palabras escritas por Elena, en su artículo. También con lo escrito por parte de Sara y Jorge en sus comentarios.
ResponEliminaPor mi parte añadir que los niños oyen, observan y son capaces de hacer sus propias hipótesis ante asuntos que no llegan a entender y les son difusos de todo lo que ocurre a su alrededor.
Si además perciben que el ambiente está sobrecogido, aún con más empeño intentan hacer valoraciones. Pues los niños están continuamente aprendiendo y curioseando, aun en mayor medida que los adultos.
Por otro lado, comentar que no solo resulta costoso explicar la muerte a un menor, también es difícil explicarles que una persona de su entorno está sufriendo las consecuencias de una grave enfermedad, como pasa en muchas ocasiones con el cáncer. Una enfermedad que se puede alargar considerablemente en el tiempo y conlleva numerosos efectos secundarios bastante evidentes.
Bajo mi punto de vista, para evitar el sufrimiento del pequeño, es importante hablarle del proceso de la enfermedad y sin llegar a asustarle, de las posibles causas y consecuencias. Como ha comentado Jorge Orts, hacerle participe de ella. Por ejemplo, si el enfermo está bajo los efectos secundarios de la quimioterapia, que al niño se le asigne la función de acercar el barreno en caso de vómito. Eso le hará sentirse útil y parte del proceso, lo vivirá de forma más natural y en primera persona. Entenderá mejor lo que realmente pasa. Cualquier posible consecuencia de la enfermedad incluso si se trata de la muerte, no le pillará desprevenido.
Si por el contrario se miente y el niño descubre inconsistencias o la propia mentira, se puede llegar a crear en él un sentimiento de desorientación. Empezaran a sobresaltarle multitud de preguntas, experimentará soledad, pensando que no lo tienen en cuenta o incluso que no confían en él.
Trabajar este tipo de asuntos utilizando una comunicación asertiva con los niños, teniéndolo en cuenta y comprometiéndolo, lo estaremos ayudando a madurar de forma positiva. Le enseñamos que en la vida hay problemas y circunstancias ineludibles y que no podremos escoger. Los cuales tenemos que enfrentar de manera constructiva y utilizando las mejores herramientas con las que dispongamos, apoyándonos en los propios amortiguadores sociales, que en muchas ocasiones son la misma familia.
Albert Espinosa es el autor de un gran libro, “El mundo amarillo”. En él explica como una enfermedad como es el cáncer, se puede afrontar de una forma brillante. Él mismo es el protagonista de la historia y lo cuenta de una manera muy especial. No tiene desperdicio.