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dimarts, 14 d’abril del 2015

Els xiquets davant les perdues. Ells també sofreixen


per Jessica Llacer Argent


Los niños también sienten y sufren. Ellos se enteran de todo, aunque a veces no lo manifiesten verbalmente. Observando sus juegos, sus dibujos y sus fantasías podemos ver la expresión de historias relacionadas con la muerte de algún ser querido. También sus incesantes preguntas sobre este tema denotan que perciben claramente el drama de la desaparición de los seres queridos. Teniendo en cuenta esto, no tendría ningún sentido, apartar a los niños de la escena, cuando alguien muy próximo fallece. Tampoco ayudaría negarles el derecho a compartir y a expresar con nosotros el desconcierto y el dolor que acompañan a la muerte.

Los niños desde muy pequeños, conocen el dolor que acompaña a la perdida de algo o de alguien. El derecho a ser hijo único que pierden cuando nace un hermanito, el adiós a la inocencia cuando les cuentas quienes son los reyes, la muerte del gato, su viejo osito de peluche en la basura, etc. son pequeñas “muertes” que deben superar.

La mejor manera para que los niños acepten la nueva situación es dedicándoles tiempo y cariño. Hay que hablarles con naturalidad de la persona desaparecida, en el momento y en el lugar adecuado. Es bueno contestar a sus preguntas, conversar con ellos y compartir actividades como jugar o dibujar. Es importante informar al niño lo antes posible, en un lugar familiar y donde se sienta cómodo. Debemos emplear un lenguaje sencillo y claro, sin utilizar eufemismos.

Los niños están dispuestos a aceptar pérdidas si hay otra cosa  más que esperar. La pérdida de alguien muy querido comporta cambios en la vida, en las costumbres y en las nuevas relaciones afectivas. En la medida de lo posible, y aunque a veces resulte difícil, conviene presentar estos cambios de forma positiva. Los pequeños pronto se ilusionaran. Mirar hacia adelante, compartir con ellos la esperanza en la nueva etapa que comienza y proporcionarles seguridad, son actitudes muy positivas que les ayudaran a superar la perdida de la persona querida.

Cada niño tienen una manera articular de expresar su tristeza por la pérdida de un ser querido. Hay muchas formas de despedirse. El cómo y el cundo dependerá de las circunstancias. Es por ello que, a la hora de comunicarle la muerte de un ser querido a un niño, hay que tener en cuenta una serie de factores: La edad del niño en el momento de la pérdida es un factor muy importante ya que todavía se está desarrollando su capacidad de pensamiento y comprensión. Es esta madurez en el desarrollo del pensamiento la que marcará la visión de los niños sobre la muerte; La relación del niño con la persona que ha perdido; Cómo falleció esa persona querida; La sensibilidad y atención que el resto de miembros de la  familia presta ante los sentimientos y necesidades de expresar lo que el niño siente; Las experiencias de pérdidas anteriores; La cultura, religión y enseñanzas sobre lo que es la muerte por parte de la familia del niño, etc.

La tristeza es un sentimiento difícil de expresar. Ello no significa que los pequeños la desconozcan. A veces, tardara en poder ser exteriorizada. En ocasiones, se manifestara de forma indirecta: un mal rendimiento escolar, desánimo o incluso enfermedad. Negar la muerte de un ser querido también es algo habitual en los niños. El aislamiento puede ser también una reacción frecuente. Conviene no dejar que se agrave ya que un silencio excesivo puede llevar a la incomunicación.

No todo el mundo supera de la misma forma los problemas. Por ello, no debemos perder la paciencia. De todos modos, si han sido bien atendidos, suelen superar rápidamente el duelo. Si por el contrario, su entorno familiar disimula, la pena puede permanecer durante largos periodos de tiempo.
El temor a perder otra vez al ser querido, y por tanto, a sufrir por querer a alguien, puede impedir que en la vida adulta se establezcan relaciones amorosas estables.
Por otra parte, debemos mencionar que es importante animar al niño a asistir y participar en el velatorio, funeral, entierro, etc. Ya que tomar parte en estos actos puede ayudarle a comprender qué es la muerte y a iniciar mejor el proceso de duelo. Si es posible, es aconsejable explicarle con antelación qué verá, qué escuchará y el porqué de estos ritos. No obstante, si el niño no quiere participar en algún acto, no obligarle ni hacer que se sienta culpable por no haber ido.

Finalmente, les mostramos una serie de lecturas infantiles que pueden ayudarnos a comunicar la pérdida de un ser querido a un niño:
Cortina, Mar. “¿Dónde está el abuelo?”. Tándem Edicions.
-  Grient, Kartien van Der. “El niño de las estrellas”. ING edicions.
- Michelene, Mundy. “Cuando estoy triste ante la pérdida de un ser querido”. Editorial San Pablo.
-  Ryan, Victoria. “Cuando los abuelos nos dejan. Como superar el dolor”. Editorial San Pablo
-  Zubeldía, Iñaki. “Mamá”. Edebe
-  Ramón, Elisa; Osuna, Rosa. “No tendremos un nuevo bebé”. Kalandraka.

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