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dimarts, 15 de març del 2016

Educar per a la resiliència



Per Ana Acedo Mateu



“Esta es una historia sencilla, pero no es facil contarla. Como en una fábula, hay dolor, y cómo una fábula, está llena de maravillas y de felicidad.”

VIDEO DE PRESENTACIÓN:      
 (Video de presentación del VI CONGRESO DE RESILENCIA EN MEXICO, 2010).           

¿Por qué algunos niños pese a las situaciones adversas, traumatismos graves y amenazas contra su desarrollo, logran salir adelante y desarrollarse de forma positiva y armoniosa, a pesar de que todo predice una evolución negativa?

Esta pregunta ha sido el punto de partida de los estudios sobre resiliencia. Este término es un concepto con un enorme potencial para todos aquellos profesionales que trabajan sobre el terreno, permitiendo sistematizar y poner en práctica aquello que hacemos de forma cotidiana para el bienestar de nuestros niños.

Para la educación el término implica, que nuestros alumnos aprendan de sus dificultades y esto les permita ir hacia adelante.  La resiliencia humana no se limita a resistir, permite la reconstrucción.
Este concepto tiene sus raíces en las realidades educativas, terapéuticas, sociales y en la que se distinguen dos componentes: la resistencia frente a la destrucción, es decir la capacidad para proteger la propia integridad bajo presión y más allá de la resistencia, la capacidad de forjar un comportamiento vital positivo pese a las circunstancias difíciles (Vanistendael y Lecomte, 2002).

El desarrollo óptimo resulta de la interacción entre las capacidades de la persona y el medio social y físico. El desarrollo tiene lugar en las interacciones activas entre el niño, su familia, la escuela, la comunidad y la cultura en la que vive, teniendo en cuenta las tareas correspondientes a cada etapa del desarrollo. (Vanistendael y Lecomte, 2002).

Es sorprendente ver cuántos niños llegan a desarrollar una resiliencia en situaciones difíciles, como es el divorcio de sus padres o la muerte de un ser querido. Esta situación frecuentemente de riesgo y de dolor, es un momento en el que el niño debe superar muchos desafíos y la mayor parte de ellos salen airosos.

Es necesario proponer un enfoque preventivo, alternativo al tradicional de riesgo, basado en el respeto, en la afectividad unido al desarrollo de características que revelen la capacidad de una persona de resistir la adversidad y salir fortalecido de ella  y convertir el cariño y la afectividad en pilares  de experiencias presentes y futuras.

La resiliencia, concepto en el que coinciden la pediatría, la educación y otras disciplinas, propone trabajar no sólo sobre los factores de riesgo que pueden poner en peligro a los niños y adolescentes, sino también, sobre la capacidad de los individuos para afrontar las dificultades, poniendo en juego sus aptitudes. Es por ello totalmente necesario integrar este concepto en la educación.

La escuela permite a los niños encontrar un espacio de libertad y creatividad favoreciendo la construcción de su resiliencia frente a situaciones adversas a través de una actitud de escucha, apoyo e interés por el niño. Estableciendo así reglas y límites claros con expectativas altas, pero sin sobrecargar al niño, respetando su etapa de desarrollo. Favoreciendo la participación activa del niño y de su familia.

Es importante resaltar que la resiliencia nos invita a modificar nuestras prácticas educativas y personales, observando y utilizando mejor los recursos posibilitando así una formación más en sus competencias y habilidades. Para ello, es necesario fomentar el desarrollo de capacidades cognitivas, psicomotrices, de autonomía y equilibrio personal y capacidad para la inserción en la sociedad. El profesor/tutor desde la práctica educativa es una figura fundamental en el proceso de prevención y promoción de actitudes que facilitan la resiliencia. Tiene una función de guía y facilitador de aprendizajes significativos. La resiliencia está en relación con el ambiente, sus variables y cómo afectan a su desarrollo, por tanto si el docente ofrece un ambiente óptimo, con técnicas, metodología adecuada, hará que los alumnos se sientan motivados y puedan ver en su trabajo diario una realización personal. El humor, la fantasía, el afecto, la aceptación de sí mismo, la ilusión, la alegría, el amor, la generosidad, el optimismo realista, la esperanza, son destrezas que pueden ser enseñadas en programas de resiliencia favoreciendo un buen desarrollo óptimo en niños y adolescentes.

En mi opinión, una buena educación debería abrir al niño a nuevas experiencias, siempre en un contexto de seguridad y teniendo en cuenta sus límites. El niño podrá así construir su vida y aprender de sus circunstancias positivas o negativas, sacando el mayor partido y aprendiendo de ellas.

Para terminar y esperando haber dejado un tiempo para la reflexión  sobre la importancia de la resiliencia en nuestro trabajo y en nuestra vida personal os dejo algunos enlaces de interés en los que podréis encontrar más información:
Este segundo enlace es el del instituto español de resiliencia donde podeis encontrar articulos y videos relacionados con la resiliencia y las últimas novedades sobre programas llevados a cabo:
Como recomendación personal películas como “La vida es bella”, “Pequeña Miss Sunshine” o “Matilda”, reflejan las situaciones de niños que ante las adversidades, utilizaron la resiliencia como arma para combatirlas.

“Ninguna herida es un destino” Boris Cyrulnik






5 comentaris:

  1. Me parece de gran importancia el tema a tratar por mi compañera. Vivimos en un mundo lleno de adversidades, en el que nos encontramos con personas que son capaces de ir derribando los cientos de obstáculos que se van encontrando a lo largo de la vida de una forma exitosa, sin pensar en la derrota aunque que los resultados estén en contra. Este desarrollo óptimo se consigue gracias al concepto que estamos tratando, la resiliencia.

    Como se comenta en este artículo, la resiliencia es una cualidad que todo el mundo puede aprender, siendo la escuela un ambiente clave para que se produzca su adquisición. En una escuela con un programa de resiliencia, se le permite al niño reconocer y desarrollar todas sus potencialidades, fortaleciendo sus habilidades para la vida, que actúan como un escudo protector que lo preparan para disfrutar sanamente de ella, sabiendo enfrentarse a las adversidades que se presentan en el ambiente.

    En mi opinión, creo que es de gran importancia fomentar el desarrollo de este tipo de programas de una forma preventiva, ya que aunque la mayoría de los niños encuentran en su entorno familiar las condiciones de protección y de los modelos que necesitan para su desarrollo, existen otros muchos en lo que el desarrollo evolutivo no se produce adecuadamente, afectando a sus competencias, adaptación social y aprendizaje escolar. No podemos olvidar que la felicidad y el bienestar de un niño es el resultado del esfuerzo de la sociedad, y como tal, debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para que estas se desarrollen.

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  2. El concepto de resiliencia, es realmente importante en nuestras vidas, ya que potenciarlo hace que sobrevivamos a la adversidad. Éste es un concepto poco claro, ya que, existen numerosas definiciones desarrolladas por diversos autores, remarcadas en "Estado de Arte en Resiliencia" de María Angélica Kotliarenco, Ph. D. Irma Cáceres y Marcelo Fontecilla:

    - Habilidad para surgir de la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa y productiva. (ICCB, 1994)

    - Historia de adaptaciones exitosas en el individuo que se ha visto expuesto a factores biológicos de riesgo o eventos de vida estresantes; además, implica la expectativa de continuar con una baja susceptibilidad a futuros estresores (Luthar y Zingler, 1991; Masten y Garmezy, 1985; Werner y Smith, 1982 en Werner y Smith, 1992).

    - Enfrentamiento efectivo ante eventos y circunstancias de la vida severamente estresantes y acumulativos (Lösel, Blieneser y Köferl en Brambing et al., 1989).

    - Capacidad humana universal para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas o incluso ser transformado por ellas. La resiliencia es parte del proceso evolutivo y debe ser promovido desde la niñez (Grotberg, 1995).

    - La resiliencia distingue dos componentes: la resistencia frente a la destrucción, esto es, la capacidad de proteger la propia integridad bajo presión; por otra parte, más allá de la resistencia, la capacidad para construir un conductismo vital positivo pese a circunstancias difíciles (Vanistendael, 1994). Según este autor, el concepto incluye además, la capacidad de una persona o sistema social de enfrentar adecuadamente las dificultades, de una forma socialmente aceptable.

    - La resiliencia se ha caracterizado como un conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos que posibilitan tener una vida sana, viviendo en un medio insano. Estos procesos tendrían lugar a través del tiempo, dando afortunadas combinaciones entre atributos del niño y su ambiente familiar, social y cultural. De este modo, la resiliencia no puede ser pensada como un atributo con que los niños nacen, ni que los niños adquieren durante su desarrollo, sino que se trataría de un proceso interactivo (Rutter, 1992) entre éstos y su medio.

    - La resiliencia habla de una combinación de factores que permiten a un niño, a un ser humano, afrontar y superar los problemas y adversidades de la vida (Suárez, 1995).

    - Concepto genérico que se refiere a una amplia gama de factores de riesgo y los resultados de competencia. Puede ser producto de una conjunción entre los factores ambientales, como el temperamento y un tipo de habilidad cognitiva que tienen los niños cuando son muy pequeños (Osborn, 1993).

    - Milgran y Palti (1993) definen a los niños resilientes como aquellos que se enfrentan bien a pesar de los estresores ambientales a los que se ven sometidos en los años más formativos de su vida.

    Dadas estas definiciones y traspasando el concepto al ámbito escolar, es de vital importancia que desde edades tempranas se enfatice este concepto, ya no solo desde programas de intervención sino en cada una de las diferentes asignaturas, por ejemplo, explicando dificultades de la vida real y resolviéndolas de forma resiliente.

    Aquí dejó un link a una conferencia de Leo Wolmer llamada "Desarrollo de la resiliencia en niños para afrontar situaciones de estrés": http://www.youtube.com/watch?v=1pW-Zfaoj1o

    Carla Serrano Chover.



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  3. La resiliencia se trata de un tema que cada vez cobra mayor relevancia, en nuestro contexto de trabajo. Como bien ha explicado mi compañera más detenidamente, la resiliencia se trata de un proceso social que nos permite desarrollarnos de manera adecuada y sana, en un medio inapropiado de primeras para ello. Es así que podemos describir a un niño resiliente, como aquel que no solo supera, sino que también integra positivamente las experiencias adversas ambientales, sufridas durante la infancia.
    Cada uno de nosotros no nacemos con un nivel de resiliencia ya inculca, sino que depende más que nada del proceso interactivo entre la persona y el medio que le rodea. Por lo que es evidente que los factores ambientales, incluyendo en ellos la educación juega un papel muy importante en el desarrollo de la persona.
    Por lo tanto, resulta conveniente formar programas en las escuelas donde se trabaje el tema de la resiliencia, favoreciendo su construcción y desarrollo, en los alumnos.
    Debemos aprovechar el importante papel que juega la escuela en la vida de los niños, para que de este modo a través de ella adquieran competencias tanto sociales, como académicas, como vocacionales, y de este modo poder superar todas aquellas adversidades que se vayan cruzando en el camino.
    Es conveniente empezar ya desde edades tempranas a trabajar la resiliencia en los niños en la escuela. Ya que si la resiliencia se trata de la capacidad de adaptación que posee el individuo ante situaciones adversas, podemos llegar a considerarlo como un proceso evolutivo dentro de la vida de las personas. De este modo es conveniente, que para facilitar la tarea y ser así más efectivo, el tema de la resiliencia, debe de ser promovida, es decir, empezar a trabajarse ya desde la niñez en las escuelas. Creando así un ambiente en la escuela donde el niño desde bien pequeño se sienta apoyado, escuchado, ante las diversas situaciones a las que se puede ir enfrentando a lo largo de su desarrollo. Y sobre todo lo más importante, que nos puede facilitar la escuela, es el hecho de compartir entre iguales experiencias, que pueden servir en muchos de estos casos de gran ayuda, para seguir adelante en estas situaciones.

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  4. Siguiendo con el tema principal tratado en el artículo escrito por mi compañera, la resiliencia, me gustaría agregar ciertas consideraciones que para mi tienen bastante importancia.
    He podido observar a lo largo de experiencias vividas con niños que no han tenido un ambiente optimo y han vivido circunstancias poco favorecedoras de una buena educación, (por ejemplo niños con padres alcohólicos) que el tipo de temperamento de cada niño adquiere un papel fundamental a la hora de evolucionar y reaccionar ante cualquier adversidad.
    La resiliencia es una capacidad que se aprende y puede ser promovida desde edades tempranas, como acertadamente comenta Ana. Lo cual me lleva a pensar que como todo aprendizaje, cada niño aprende estrategias de resistencia, reacción y recuperación frente al sufrimiento de una manera, un ritmo distinto y particular al resto. Pienso por ello que lo ideal sería contar con profesionales especializados en la materia, como puede ser el equipo psicológico de cada centro educativo. El profesor/tutor, es cierto que actúa como detector de primeros síntomas de casos disfuncionales y debería estar atento a las necesidades que requiere cada alumno y una vez detectadas, luego de manera coordinada trabajar con el psicólogo del centro, para garantizar así una positiva evolución del niño que esta pasando por difíciles momentos.
    A lo que me refiero es que el tema de la resiliencia es muy amplio y los problemas que pueden sucederle a un niño también lo son. El profesor cuenta con 30 niños aproximadamente por clase y tiene que tener que cumplir los objetivos marcados por el consejo escolar en cuanto a temario tratado de materia. Muchas veces, por ciertas circunstancias, esto ya resulta costoso, pues más lo sería si se encuentra en la tesitura de cubrir las necesidades de varios niños con problemas de la misma aula. Por ello creo en la colaboración conjunta del psicólogo y el profesor en la educación de éstos valores y para cada niño en concreto. Ya que existen casos particulares que necesitan de ayuda extra ya sea por la magnitud del problema que se les presenta o el tipo de temperamento de menor del que se trate. Ya podrían facilitarse feedback y compartir herramientas preventivas, educativas e interventivas.
    De manera plural y general la vocación del profesor también es relevante a la hora de fomentar el crecimiento personal de los niños integrantes de la clase. Me parece de hecho, espectacular, observar cuando un profesor ayuda a la autorrealización de sus alumnos utilizando a modo de herramienta su propia motivación personal (su vocación).

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  5. Ana Pardiñas
    El mejoramiento en las condiciones de vida de las personas según las
    recientes investigaciones, puede ser consecuencia de las diversas formas en
    que el ser humano aprende y desarrolla “mecanismos protectores” o de
    “resiliencia”.
    (Badilla Alán, H. Para comprender el concepto de Resiliencia).

    Esta frase está contenida en un trabajo de la Licenciada Helena Badilla Alán, donde se explica qué es y la enorme importancia que tiene el concepto de resiliencia como uno de los determinantes más importantes que marcarán, si se tiene esta característica, el poder llegar al final de nuestros días con la sensación de haber desarrollado nuestra vida de la mejor manera posible y sacándole provecho a las oportunidades encontradas en el camino o, por el contrario si se carece de ella, sentir que aquellos avatares con los que chocamos nos han ido paralizando y coartando la posibilidad de ser feliz.
    Estoy de acuerdo en que si tanta es la importancia de contar con herramientas que nos permitan ya no sólo superar sino, también, sacar provecho de las adversidades, debería plantearse el desarrollo de estas cualidades desde la infancia más temprana. Si se pretende tener adultos resilientes, habría que esforzarse en formar niños con esta característica. En esta tarea, los padres y cuidadores tienen un papel muy importante. Para esto las escuelas de padres podrían ser un camino para enseñar y aprender a cultivar seres resilientes, pero no el único, claro. Como plantea el artículo, toda la educación en su conjunto tendría que contemplar el preparar a las nuevas generaciones para enfrentarse como seres íntegros a las situaciones problemáticas que toda vida depara. Cada ser humano debería sentirse merecedor de las dificultades a las que debe enfrentarse. Merecedor no en el sentido de merecer un castigo, sino en el de sentirse a la altura para enfrentarlas con plenas capacidades ya que, el saberse dotado con las herramientas necesarias para sobrellevarlas, repercutirá en un aumento de la autoestima y en una visión positiva de la vida. En definitiva, facilitará que la felicidad sea un objetivo no solo deseado sino posible de ser alcanzado.
    Si criamos seres capacitados para enfrentarse y resolver los problemas de una manera eficaz, sin rencores que los limiten, seres que puedan expresar los sentimientos, necesidades y creencias de manera asertiva, pudiendo dar y recibir amor y haciendo de la generosidad su moneda de cambio, podremos comenzar a pensar que estamos en el buen camino que posibilite hacer de ésta, una sociedad mejor.
    Por último, me gustaría compartir con aquellos a los que interese ampliar un poco más este tema, un enlace de la Fundación Bernard Van Leer que se ocupa de promover programas de desarrollo infantil temprano en los cuales la educación en resiliencia tiene un papel preponderante:
    http://www.bernardvanleer.org/
    Bibliografía:
    Badilla Alán, H. Para comprender el concepto de Resiliencia. Universidad de Ciencias Sociales de Costa Rica. http://www.ts.ucr.ac.cr/ (Rescatado 07 mayo de 2013)

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